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Falleció el director de cine colombiano Luis Ospina

Es el fin de una era.  Este viernes hacia las 12:30 del medio día murió el director de cine caleño Luis Ospina, uno de los padres creadores de “Caliwood”.  Ospina fue codirector del Cine Club de Cali y cofundador de la revista Ojo al Cine. Cronista cinematográfico para varias publicaciones, entre ellas: Ojo al Cine, Kinetoscopio, Arcadia, El Pueblo, El Malpensante y Número.

Es un lugar común. Una de esas frases que se dicen que cada vez que muere alguien que dedicó su vida (y su muerte) a hacer eso que le quitaba el aliento. Vale la pena repetirla: Para Luis Ospina el cine era su la vida:  “Aunque me precio de tener una memoria cinematográfica, no recuerdo con claridad cuál fue la primera película que vi. Quizá porque desde que me acuerdo el cine siempre estuvo presente en mi corazón. Y en mi hogar. Mi padre no sólo filmaba home movies de nuestra vida familiar sino que también exhibía, en un garaje improvisado de mi casa, películas de Hollywood que alquilaba para entretenimiento de mi familia y de los vecinos. El segundo gran aliado de mi cinefilia fue el servicio doméstico. Todos los domingos la empleada doméstica de turno me llevaba con mis hermanos religiosamente a cine. Gracias a esta estimulación temprana al cinematógrafo, a la edad de 14 años, filmé con la cámara de mi padre mi primer cortometraje Vía cerrada (1964)”.

Luis Ospina fue director de los largometrajes de ficción Pura sangre (1982) y Soplo de vida (1999). De acuerdo con Proimágenes, fue realizador de una veintena de cortometrajes, entre ellos: Acto de fe (1970), Asunción (1975), Agarrando pueblo (en codirección con Carlos Mayolo, 1978) y En busca de “María” (en codirección con Jorge Nieto, 1985). Ha dirigido más de treinta documentales, entre ellos Andrés Caicedo: unos pocos buenos amigos (1986); Al pie, al pelo y a la carrera (1991); Nuestra película (1993); La desazón suprema: retrato incesante de Fernando Vallejo (2003); Un tigre de papel (2007) y De la ilusión al desconcierto (2007), una serie sobre la historia del cine colombiano desde 1970 a 1995. Por otra parte fue editor de los largometrajes Carne de tu carne (1983) y La Mansión de Araucaima (1986) de Carlos Mayolo y de varios cortometrajes.

Ospina y su trabajo en sí mismo fue producto del inconformismo. De esa posibilidad y derecho de no estar de acuerdo con el establecimiento dado de las cosas. De la vida. “Como cineasta soy un producto de los años 60s y 70s. En la memorable fecha de mayo del 68 me gradué de bachiller y fui a California a estudiar cine, primero a USC y luego a UCLA. Como bien es sabido esos eran años de rebeldía y revolución en casi todo el mundo. Durante mis cuatro años de estudios participé en el movimiento estudiantil y asistí a diversos grupos de estudios marxistas y anarquistas. También colaboré en varias películas militantes que se hicieron cuando los de la escuela de cine de UCLA nos declaramos en huelga y nos tomamos los equipos de la universidad. Todos pensábamos que podíamos cambiar el mundo”.

Entre comillas: Todo comenzó por el fin

“Inscribí un proyecto y lo mandé a un fondo de cine. Ese proyecto inicialmente era sobre el Grupo de Cali. Era un proyecto sobre mi pasado, mis 70 y 80, pero el primer día del rodaje, me enfermé gravemente y luego se vino a descubrir que ese malestar que tenía era producido de un cancer muy severo. Ahí cambió completamente la película. Pensé que la muerte ya me estaba alcanzando y decidí incorporar ese proceso de la enfermedad a la historia”.

Entre comillas: El suicidio de Andrés Caicedo

“En 1986, nueve años después de que él se suicidó reuní a sus amigos en mi casa y los filmé para que hablaran de su muerte y su obra, porque a todos nos impactó muchísimo, aunque a mí no me sorprendió cuando él se suicidó. Lo había anunciado varias veces y había hecho dos intentos y siempre estaba esa posibilidad, pero para uno como amigo y como artista, que se le muera un amigo tan talentoso y a esa edad, le pone a uno un reto. En su vida creativa, de 12 años, produjo muchísimo”.

Entre comillas: El documental

“Creo que mi verdadera vocación ha sido el documental. El cine de ficción, con toda la parafernalia técnica y sus altos costos, siempre ha sido para mí un estado de excepción, mientras que el documental es un estado de gracia. Gracias al vídeo he podido expresarme de una forma más continua y con mayor coherencia, investigando con el documental, en más de una treintena de trabajos, tres temas que siempre me han obsesionado: la ciudad, la memoria y la muerte, que fueron mi punto de partida para realizar mi primer documental de largometraje Andrés Caicedo: unos pocos buenos amigos (1986)”.

Entre comillas: sobre la televisión

“No veo ni series ni telenovelas. De la televisión solo me interesan los noticieros y uno que otro documental”.

En 2007 publicó el libro Palabras al viento, Mis sobras completas, una recopilación de sus escritos de cine. Su trabajo ha sido premiado en los festivales internacionales de Oberhausen, Biarritz, La Habana, Sitges, Bilbao, Huesca, Cádiz, Lille, Caracas y Toulouse. Actualmente dirige el Festival Internacional de Cine de Cali- FICCALI.

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