PoliticaProceso de Paz

Se tienen buenas noticias acerca del acuerdo con ELN


Los primeros cinco días de un alto el fuego con el último grupo guerrillero colombiano ELN han transcurrido sin incidentes, según el gobierno.


El principal negociador del gobierno nacional, Juan Camilo Restrepo, hizo el anuncio desde Quito, donde representantes del gobierno y la guerrilla han estado negociando la paz desde febrero.


El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas también aprobó el jueves una solicitud del gobierno y del ELN para vigilar la cesación del fuego anunciada en septiembre.


La organización internacional ya está en Colombia para monitorear un proceso de paz con el grupo de las FARC ahora desmovilizado y acordó vigilar el nuevo alto el fuego con el ELN junto con la Iglesia Católica.


Por primera vez desde su creación en 1964, el ELN mantiene un alto el fuego bilateral con el gobierno.


Como parte del acuerdo, la guerrilla acordó no sólo poner fin a las hostilidades contra las fuerzas de seguridad y la propiedad pública, sino también detener el secuestro y el reclutamiento de menores.


La desmovilización y desarme de las FARC y la cesación del fuego con el ELN suspenden con eficacia el conflicto armado que ha paralizado el país durante más de medio siglo.


Sin embargo, el progreso en ambos procesos de paz no ha terminado con la violencia política en el país.


El ejército ha sido incapaz de asumir el control sobre el territorio de las FARC de manera oportuna, permitiendo que otros grupos armados ilegales llenen el vacío de poder que dejó en las zonas abandonadas por lo que solía ser la organización guerrillera más grande del país.


Durante la semana pasada, la administración del presidente Juan Manuel Santos ha sido reprendido por sus fallas en la implementación del acuerdo de paz por la ONU, la principal oficina de derechos humanos del país y un ex negociador.


Las conversaciones con el ELN han sido complicadas por la violencia en curso que ha atacado principalmente a líderes comunitarios y líderes de pensamiento izquierdistas, despertando temores de la repetición de un genocidio político que deshizo los esfuerzos de paz realizados con las FARC en los años ochenta.


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