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Mujeres se benefician de la línea de crédito impulsada por el Gobierno por $374.000 millones para iniciativas de economía popular

A través de los recursos de la línea CREO del Banco Agrario, tres mujeres están cumpliendo sus sueños con emprendimientos de producción de leche, tinto y donas.
En el periodo de Gobierno del presidente Gustavo Petro Urrego más de 61.000 clientes de la economía popular se han beneficiado con créditos de bajo monto, mediante un trámite fácil y sin historial crediticio.
Todos los días a las 5:30 de la madrugada, Leonor Castro y su esposo Sergio Molina llegan a un lote de pastizales verdes y amarillos cubiertos por neblina en la localidad de Usme, en Bogotá, a un encuentro muy particular con ‘La Lucero’, ‘La Loca’, ‘Manuelita’ y ‘La Ramos’.
Ellas son las cuatro vacas lecheras que le permiten a la familia Molina derivar su sustento con la comercialización de este producto, gracias a un emprendimiento financiado en parte con recursos de la línea CREO, un crédito de bajo monto otorgado por el Banco Agrario para sectores de la economía popular, impulsado por el Gobierno del presidente Gustavo Petro Urrego.
“Yo fui beneficiaria del microcrédito, del crédito popular que me dio el Banco Agrario, en la oficina de acá, donde tengo mis vaquitas, que es en la oficina de Usme. El Banco Agrario me prestó 4 millones de pesos”, recuerda Leonor, quien desde los 4 años ha estado vinculada con el sector agropecuario apoyando a sus padres.
Esta madre de dos hijos, a quienes sueña ver trabajando en las altas esferas del agro, es una de los 61.193 clientes de la economía popular en la entidad crediticia, según registros analizados desde agosto del 2022 al 23 de diciembre del 2023.
En ese mismo periodo, el Banco realizó desembolsos por 374.015 millones de pesos, de los cuales colocó 320.611 millones en emprendimientos de economía popular del agro y 53.404 millones de pesos en sectores no agro.
Uno de los valores de este programa es que las personas con acceso al crédito no tenían historial bancario.
De hecho, Leonor dice que con este emprendimiento ganadero puso en marcha su vida crediticia y con los recursos pudo comprar insumos para los animales.
“Acceder a este crédito fue muy fácil. Ellos vinieron, verificaron para qué quería el crédito, ya que acá somos conocidos de la región toda la vida, entonces también por ese lado fue muy fácil. El crédito lo utilicé para comprar insumos para los animales, como son concentrados y alimentación”, indica.
Añade que “me hicieron llevar unos papeles muy fáciles –lo básico–, averiguaron si era verdad que lo iba a utilizar para eso, si era verdad que existían los animales, y fue muy fácil. Luego como en dos, tres meses me llamaron, de que ya mi crédito estaba aprobado”.
“El banco me exigió que llevara unas fotocopias de mi cédula, el registro de vacunación de los animales, un recibo público, de acá del predio, y unas referencias personales y familiares. No fue más lo que me exigió el banco para el crédito”, explica.
La pequeña productora ganadera fue enfática en rechazar el sistema de préstamos conocido como ‘gota a gota’, porque lo considera peligroso y muy costoso frente a la línea popular que ofrece el Gobierno Nacional, a través del Banco Agrario.
“Hay mucha gente que lastimosamente acude a estos ‘gota a gotas’, pero ojalá que no, porque es muy peligroso y eso de estar uno pensando de que tiene que pagarle a alguien y pues haciendo cuentas todo sale mucho más caro”, dice.

El carrito de los tintos en Anolaima

Así como ella, otras dos mujeres residentes en el municipio de Anolaima (Cundinamarca) resultaron beneficiadas de la línea CREO para cumplir con el sueño de tener sus propios negocios. Yenny Paola Campos montó un puesto de venta de tintos en el parque del pueblo, mientras que Angie Lorena Solano produce donas.
“Yo me acerqué al banco y pregunté que si yo podía sacar un préstamo, entonces me dijeron que si yo tenía un crédito. Yo les dije que no, porque era mi primera vez. No sabía cómo era para un crédito, entonces la muchacha me dijo: ‘bueno, yo te voy a ayudar, te voy a colaborar’”, cuenta Paola, mientras está atenta a una olleta con agua para las aromáticas y el café.

Esta mujer, madre de 4 hijos, todos los días sale a las 3:00 de la madrugada al parque con su carrito para venta de tinto, equipado además con empanadas, arepas, dulces y cigarrillos.
“Yo dije: gracias Dios mío, gracias por ese préstamo que me hicieron, estaba súper contenta, no sabía ni qué decir, feliz, contenta, porque salió todo súper bien. No hubo rechazo, eso fue así, rapidito”.
Y agrega: “yo les diría que el programa es muy bueno, que es muy fácil, que se lo recomendaría mucho, sin ningún problema, sin ningún papeleo”.
Paola destaca que este programa llega a las familias vulnerables que tienen grandes ideas, pero que no cuentan con los recursos para sacarlas adelante.
“El Gobierno está haciendo esto por los pobres, ayudándoles a los pobres a salir adelante para que uno pobre tenga más proyectos; tenga uno cómo poder salir bien con su familia, progresar, tener un buen futuro más adelante con los niños. O sea, mis sueños es tener mi casa, tener como darles un techo a mis hijos”, recalca.

Vende donas por redes sociales

A 10 minutos en carro desde el parque de Anolaima, por la vía que conduce a Bogotá, está la vereda Puente Tierra, donde vive Angie Lorena, una joven productora de donas y madre de un bebé de 8 meses, quien ideó su emprendimiento luego de ver un video por redes sociales sobre la preparación del producto.

“En ese momento en el que yo vi, bueno, el video yo lo vi en Tik Tok, y a raíz de eso yo comencé como a decir, qué chévere emprender con eso, qué chévere intentarlo. Y lo intenté y hasta el momento me ha ido muy bien”, narra Lorena, quien tiene estudios técnicos en desarrollo de aplicaciones en dispositivos móviles y en servicios farmacéuticos.
“El préstamo fue de 2 millones. Lo invertí en insumos para la fabricación de las donas, en lo que son la harina, azúcar, la máquina, la batidora, en lo que necesité para los insumos y los equipos de la fabricación”.
Su capacidad con las redes sociales le abrió puertas para comercializar su producto por medio de WhatsApp, Facebook, lo que le ha permitido llegar a mercados no solo en Anolaima sino en otros municipios vecinos como Cachipay.
“Este sistema de crédito lo recomiendo muchísimo porque me ayudó en mi emprendimiento, comprando insumos y demás cosas para poder empezar con mi sueño”, afirma.
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