Madre pide condena ejemplar para conductor de Uber
La madre de la víctima ha vivido un viacrucis. Ella y su familia están en tratamiento psicológico.
Cada día se acerca más la fecha. Ángela María Guerrero y su familia claman que el juez que lleva el caso de su hija, abusada el pasado 23 de febrero por un conductor adscrito a la plataforma Uber, imponga una condena ejemplar.
Solo recordar lo que pasó ese día les genera escalofríos, pero se niegan a dejar de luchar. Dicen que lo que le sucedió a su hija será una huella imborrable en la joven de 14 años.
Todo ocurrió a eso de las 4 de la tarde. “Yo estaba en la clínica Colsubsidio de Ciudad Roma. La abuelita de mi hija estaba hospitalizada y nadie podía llevar a la niña a la casa en el barrio Normandía. Entonces, decidí usar los servicios de Uber para que se fuera para la casa”.
Minutos después, el conductor del vehículo estaba llamando a reportar que estaba en frente del lugar pactado. Ángela acompañó a su hija al carro y verificó que las placas coincidieran con las que aparecían en la aplicación. El conductor llegó en un vehículo gris, llevaba gorra y gafas oscuras y se presentó con el nombre de Daniel.
Mientras que la madre de la niña monitoreaba todo el trayecto a través de la aplicación, la menor fue obligada a mover al piso la maleta que había puesto sobre sus piernas y a ponerle seguro al carro. Luego, le relató a su madre, fue acorralada por una serie de preguntas: ¿qué haces? ¿Dónde estudias? ¿En qué colegio? ¿En qué curso? y con frases intimidantes como que ella tenía las manos muy grandes.
En cuestión de minutos, el desconocido la sometió a su voluntad, según el relato de la víctima, en un paraje desconocido de una zona empresarial en la localidad de Engativá. “Mientras a mi hija le sucedía todo eso, yo noté que el carro se detenía en una parte del trayecto. Llamé inmediatamente al tipo, pero este ya me tenía bloqueada”.
Luego del abuso, la niña cuenta que logró que su victimario accediera a dejarla en un sitio diferente a su casa pues ella sentía temor de que el hombre viera dónde vivía. Así, aterrada, sin siquiera poder reaccionar por el shock, la niña pudo arribar a su hogar. “Mi hija llegó a la casa, yo hablé con ella, la sentí rara. Luego, pasan diez minutos, y ella me llama y me cuenta lo que pasó. Yo quedé destrozada”, contó Ángela.
Desde el día del suceso, la menor de edad y toda su familia luchan, primero, por recuperar su salud emocional y, segundo, porque la justicia actúe en contra del presunto agresor. “Para mí ha sido muy duro recordar que le confié la vida de mi hija a una empresa que prometía seguridad y que, en realidad, no tenía control total sobre sus conductores”.
El primer paso se dio gracias al apoyo que esta familia ha recibido por parte del CTI de la Fiscalía. “Al hombre de 49 años que en efecto iba manejando, que no era el que aparecía en la aplicación, lo arrestaron el pasado 8 de julio en el barrio Isla del Sol y, al día siguiente, le imputaron los cargos de acceso carnal violento. Hoy está recluido en la cárcel Modelo de Bogotá”, contó Ángela.
Todo el avance le permitió a la familia seguir con su lucha pues el examen de Medicina Legal que se le practicó a la niña es claro en señalar que “es una menor de edad con un relato consistente que debe ser tomado en cuenta durante el proceso”. También fue remitida a una valoración por psicología forense.
Luego de que la familia obtuvo el apoyo de la firma de abogados De la Espriella Lawyers Enterprise se logró avanzar en el proceso. El 27 de septiembre se iniciaron las audiencias preparatorias. Mañana se lleva a cabo la segunda fecha. Después se sabrá el desenlace de esta historia en un juicio.
“Lo más increíble es que, con todas las pruebas que hay, el conductor se ha declarado inocente. Como madre lo único que pido es una condena ejemplar para este sujeto”, dijo la madre de familia con vehemencia. Por eso, tampoco ha parado de llamar la atención de los medios para que el caso de su hija no pase al olvido.
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