Al entregar la terminal de pasajeros El Embrujo de Providencia, presidente Petro demandó una arquitectura que respete la cultura isleña

“El aeropuerto tiene que tener una arquitectura similar a las arquitecturas de la Isla, porque la gente, entonces, se apropia de su aeropuerto, de su pista, no lo ve como algo extraño, como algo impuesto”.

Así lo manifestó el presidente Gustavo Petro al entregar en funcionamiento, este martes, la terminal de pasajeros del Aeropuerto El Embrujo de las islas de Providencia y Santa Catalina, donde aterrizó el vuelo presidencial.

La nueva terminal aérea de El Embrujo beneficia a 6 mil habitantes y turistas y tuvo una inversión de 62.155 millones de pesos, aportados por la Aerocivil. Hoy se encuentra en un 100 por ciento de ejecución física.

El mandatario expuso que, en el proceso de recuperación de las islas, tras el paso del huracán Iota, se cometió un etnocidio, que es la muerte de la cultura.

“La población de aquí me dijo cuando llegué a ver las casas –que estaban ya vencidas, con grietas y que costaban, cada una, 600 millones de pesos, con arquitecturas bogotanas–, me dijeron que aquí había existido un etnocidio en la llamada recuperación”, dijo.

Recalcó que este etnocidio se produjo porque “se implantó otra cultura, se trajeron los obreros de afuera, los arquitectos de afuera, con otras mentalidades, no necesariamente negativas, pero que en un contexto cultural diferente matan la cultura, y eso se llama etnocidio”.

“El etnocidio no es que se muera la gente, eso se llama genocidio. El etnocidio es la muerte de una etnia, de una cultura. La etnia no es simplemente un color de piel diferente, es un mundo cultural que puede desaparecer”, señaló.

“Aquí esa intervención que se hizo fue en realidad una imposición”, sostuvo.

Respecto a la Universidad del Caribe, proyecto que el Gobierno de Cambio impulsa en el departamento archipiélago, el jefe de Estado indicó que el respeto por la cultura isleña debe prevalecer a la hora de acometer la construcción de este claustro educativo.

“Así tiene que ser la universidad, que es el compromiso que este gobierno tiene que cumplir y que es uno de los objetivos más hermosos: la Universidad del Caribe, abierta a todo el Caribe, en toda su pluralidad cultural”, dijo.

“Tenemos que lograr entonces que San Andrés, que Providencia, sean las joyas cerebrales del Caribe”, subrayó al solicitar trabajar rápido en estas y las otras iniciativas de su gobierno en las islas del Mar de los 7 Colores.

Otro objetivo en el cual se avanza, indicó el mandatario, es poder recuperar la pesca del territorio, mediante una alianza de confederación de pueblo anglófonos del Caribe y las Antillas –de pueblos garifunas–, que recupere derechos sobre la pesca, derechos culturales y de autonomía.

El presidente hizo hincapié en que San Andrés y Providencia sean bastiones de energía limpia en el Caribe.

“Queremos que las islas sean de pura energía limpia, por la crisis climática”, dijo y afirmó que “hay que detener la crisis climática, y para detener la crisis climática nos tenemos que separar radicalmente del petróleo y del carbón”.

“La energía limpia es una de las posibilidades y entonces que las islas de San Andrés y Providencia tengan como fuente energética energías limpias que no usan petróleo y carbón me parece una demostración en gran escala”.

El mandatario se mostró dispuesto a estudiar la posibilidad de exonerar a las islas del Impuesto al Valor Agregado (IVA), con base en un artículo de una ley anterior que debe analizarse.

“Me han mostrado un artículo de una ley ya un tanto vieja, tiene 30 años de antigüedad. Hay que mirar si subsiste. Pero el gobierno debe acoger ese artículo y volverlo realidad: exonerar de IVA a las islas, lo que llega a las islas, lo que se vende en las islas”, explicó.

“Creo que ahí habría una reactivación, no sin peligros, como siempre existen, pero habría un fundamento de reactivación, porque si juntamos la energía limpia, la Universidad del Caribe y estas infraestructuras de comunicación nos pueden dar el desarrollo de una cultura que se puede expandir, que se puede mostrar con orgullo y que puede ser parte indudable de nuestra nacionalidad, de nuestro atractivo en el mundo, como el país de la belleza y como la potencia mundial de la vida, que queremos ser”, concluyó.

Para la construcción de la terminal fue necesario transportar más de 17.000 toneladas de materiales, una gran cantidad de equipos, herramientas y maquinarias provenientes principalmente de Cartagena y Costa Rica.

El proyecto se desarrolló en dos etapas. La primera de estudios y diseños, buscando atender la demanda proyectada a 20 años.

La segunda fase consistió en la ejecución de las obras de ampliación de la plataforma y construcción del nuevo terminal de pasajeros, que incluyeron la ampliación de 3.887 metros cuadrados de la plataforma, con lo cual el aeropuerto pasa de tener 2 posiciones de parqueo a 5 posiciones.

La nueva terminal de pasajeros de 1.266 metros cuadrados, que permite atender 144 pasajeros hora, lo que representa entre 50.000 y 90.000 pasajeros al año.

También cuenta con 3 espacios para locales comerciales, oficinas para la Aerocivil, la Policía, la OCCRE y las aerolíneas, así como un completo y moderno circuito cerrado de televisión, que ayuda a garantizar la seguridad de los usuarios en las zonas internas y externas de la terminal.

La terminal se complementa con obras de urbanismo de aproximadamente 2.500 metros cuadrados, en donde se encuentran los parqueaderos para usuarios, vías de acceso vehicular y peatonal desde la circunvalar y una plazoleta peatonal como zona de esparcimiento y encuentro, todo esto enmarcado en amplias zonas verdes.

La nueva terminal resiste vientos huracanados de categoría 5 (280 – 300 kilómetros por hora), con el fin de que, si ocurre un evento como un huracán, la infraestructura pueda servir como refugio a 300 personas y se garantice el acceso aéreo a la isla, principal medio de llegada de ayudas y de entidades encargadas de atención de emergencias.

El proyecto también incluyó la construcción de una subestación eléctrica y una planta de tratamiento de aguas residuales (PTAR) que no solo prestará servicio a la nueva terminal, sino que atenderá las necesidades de la futura torre de control y las instalaciones de sanidad aeroportuaria.