Bogotá

TransMilenio junto a Séptima: un debate polémico para los residentes de Bogotá


Los dueños de propiedades a lo largo de la Carrera Séptima han llevado a la calle más emblemática de Bogotá para protestar contra la expansión planificada de TransMilenio.


 En lo que los críticos llaman de la ruta propuesta de 20 kilómetros como un enfoque “autoritario” del alcalde Peñalosa para el transporte público, el Ayuntamiento autorizó el mes pasado un presupuesto de COP $ 2,3 mil millones para la construcción de la ruta Pero, aunque el financiamiento está asegurado, los propietarios de la calle 32 a la calle 200 han jurado continuar protestando y llevar este caso a los tribunales superiores.


En un momento en que Peñalosa enfrenta un retiro de su mandato, el TransMilenio a lo largo de la Séptima generó una protesta en la opinión pública, dado que tomará tres años construirlo y causará un caos generalizado en una parte ya congestionada de la capital. , lo que contribuye a un deterioro de la mala calidad del aire. De acuerdo con la alcaldía, sin embargo, la ruta planeada facilitará 250 autobuses, en lugar de los 1.500 que circulan actualmente. El Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) de la ciudad, a cargo de todas las obras públicas, estima que se necesitarán comprar 26,600 propiedades para dar cabida a esta controvertida Troncal.


Representantes de Defendamos la Séptimael comité reclama que la alcaldía no ha explicado con suficiente detalle los estándares técnicos de la ruta planeada, ni han hecho un esfuerzo concertado para entablar un diálogo constructivo. “Como hemos visto con este alcalde en el pasado, siempre es TransMilenio primero, la gente el segundo”, comenta Jaime Caicedo, propietario de un departamento, que teme que será “obligado a abandonar su departamento” para encontrar una vivienda en una zona insegura del ciudad y a un precio mucho más alto por metro cuadrado.


Otros propietarios en el barrio de Chapinero Alto, que dependen de la Carrera Séptima, creen que este TransMilenio resultará en la depreciación de sus propiedades, basado en la experiencia de la Troncal de Caracas, que, como una arteria principal para el transporte masivo, atrae a criminales, y ha resultado en un deterioro del espacio público debido a los vendedores ambulantes, el ruido y la contaminación.


Para otros críticos del proyecto, la intervención de Peñalosa en la Calle Real, nombre dado a La Séptima durante la época colonial, demolerá el patrimonio arquitectónico para dar cabida a otra vía concreta, despojada de todo valor histórico y personalidad.


 Pero la IDU no está de acuerdo, alegando que esa ruta “revitalizará el comercio a lo largo de este importante corredor”. A medida que el debate sobre La Séptima se calienta, una cosa que los bogotanos pueden estar seguros es que Peñalosa -recuerda o no- no será alcalde cuando se complete.


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