Bogotá

Profesor de la U. Distrital habría utilizado el presupuesto de la universidad hasta para pagar su Netflix

Wilman Muñoz, profesor de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, era hasta hace poco el director del Instituto de Extensión de esa institución (Idexud) y la Procuraduría lo acaba de llamar a juicio disciplinario porque podría estar detrás de un millonario desfalco a la universidad.

Este diario conoció que Muñoz habría realizado millonarias compras con una tarjeta de crédito que estaba a nombre de la universidad, pero que habría mantenido oculta de la institución. Las compras solo las podía autorizar él y el cupo de la tarjeta era de $30 millones, sin embargo, el profesor —que además es funcionario porque la universidad donde trabaja es pública— utilizaba otra cuenta corriente para pagar la tarjeta de crédito, mes a mes, también con dinero de la institución.

Con la tarjeta de crédito, al parecer, se pagó tiquetes de avión a Miami, estadías en hoteles con su familia y cenas en exclusivos restaurantes de Bogotá como Harry’s Bar y La Bifería. En total, entre 2014 y 2019, se habría gastado así más de $140 millones que habían entrado a la Universidad en forma de convenios interinstitucionales (cuando otra entidad aporta para financiar proyectos en específico). El profesor podría argumentar en su juicio que incurrió en estos gastos porque su cargo se lo exigía, pero deberá demostrarlo.

Asimismo, Muñoz deberá explicar por qué esta tarjeta de crédito de la universidad se utilizó para pagar cosas que, a todas luces, parecerían lujos personales: el servicio de streaming Netflix, la plataforma de inglés Open English y recurrentes compras de ropa por cifras que superaban $1 millón de pesos en tiendas como Zara, Hugo Boss, Massimo Dutti, Montblanc y iShop (distribuidora de la marca Apple en Colombia), son algunas de las excentricidades, según conoció este diario.

Por otro lado, desde la cuenta corriente con la que pagaba la tarjeta de crédito, Muñoz sacó una chequera, con la que supuestamente firmó cheques que se endosaba a sí mismo para cobrarlos en efectivo. El funcionario se habría firmado, por lo menos, cinco cheques al mes durante los últimos cinco años con cifras que oscilaban entre los $10 y los $50 millones y que, de nuevo, habrían salido de las arcas de la Universidad directo hacia su bolsillo. Este dinero, al parecer, también vendría de convenios que firmaba la institución y, desde luego, debía ser destinado a otros fines.

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