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Los guerrilleros de EPL quieren unirse al proceso de paz de Colombia

 

El grupo guerrillero de la EPL disidente está buscando la inclusión en un proceso de paz actualmente en marcha con las Farc mucho más grandes.

 

La EPL se desmovilizó formalmente en 1991, pero una facción disidente permaneció activa en el noreste de Colombia, donde controla las rutas de narcotráfico, particularmente en su región natal Catatumbo.

 

Según una carta filtrada de la EPL al presidente Juan Manuel Santos, la facción ha pedido “condiciones mínimas” para unirse a las conversaciones de paz en curso con el grupo guerrillero del ELN.

 

El gobierno, que llama al grupo “Los Pelusos”, ha negado saber sobre la carta.

 

Según el diario El Espectador, el grupo que controlaba gran parte del narcotráfico a Venezuela tenía algunas demandas de largo alcance.

 

Presuntas demandas de EPL


Una cesación del fuego bilateral con supervisión internacional
Fin de los bombardeos aéreos
Desmilitarización de las zonas de conflicto
Desmantelamiento de la unidad antidisturbios de la ESMAD
Asamblea Nacional para enmendar la constitución
El vicepresidente Oscar Naranjo negó que la carta hubiera sido recibida por el presidente.


Naranjo también negó una afirmación hecha en la carta de que el gobierno habría buscado contacto inicial.


Según el vicepresidente, las conversaciones de paz con el ELN están fuera de cuestión ya que el gobierno considera al grupo una organización de narcotraficantes que perdió su estatus político después del acuerdo de paz de 1991.


Colombia está pasando por un proceso de paz que sigue a un acuerdo de paz con el grupo guerrillero más grande del país, las FARC, que lucha contra el estado desde 1964.


Se podría acordar un segundo proceso con el grupo rebelde más pequeño del ELN.


Las conversaciones de paz con cualquiera de los restantes grupos armados ilegales han sido rechazadas por el gobierno.


El mayor de estos grupos, el CAG paramilitar, ha aceptado someterse a la justicia.


Un puñado de otros grupos armados ilegales están operando en Colombia, todos con vínculos con el narcotráfico y reclamando un carácter político en cierta medida.


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