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Crónica: Las guerrillas de las FARC en Colombia recurren al fútbol como ruta de regreso a la sociedad


Un viaje de seis horas al sur de la capital colombiana, Bogotá, a través de llanuras chamuscadas y a través de pasos tortuosos que se extendían a lo largo de las cimas altas de los Andes, una docena de hombres patean un fútbol maltratado a través de una franja de tierra obstruida con barro y piedras.


Al margen, un hombre desplomado en una silla de ruedas golpea su pierna protésica contra el marco. Una mujer de pie a su lado aúlla al árbitro. Ella está agarrando un conejo. Un rifle asoma del paquete de pieles blancas.


A medida que la lluvia comienza a latigajar, la loca patada y apuro jugada a una velocidad vertiginosa continúa sin disminuir. Es un espectáculo feo y, sin embargo, para la multitud de 200 personas en este extremo cansado de la guerra de Colombia, la estética no es una preocupación principal. La mayoría está aquí para presenciar los primeros pasos de tartamudeo en una transformación notable e histórica: la del primer equipo de fútbol profesional del mundo compuesto por ex guerrilleros.


Hace un año todo el mundo todavía estaba en guerra, pero el pasado mes de noviembre se firmó un acuerdo de paz con el gobierno y el conflicto más largo del hemisferio occidental fue llevado a su fin. Para el grupo guerrillero izquierdista Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, o Farc, la lucha marxista ha tomado una nueva dirección y el fútbol juega un papel principal.


“El fútbol siempre ha sido muy popular dentro de las Farc y decidimos comenzar nuestro propio equipo profesional”, dice Jeison Yepes. “Todo el mundo está emocionado, todos estamos hablando de eso”.


Yepes es el presidente del comité deportivo de las Farc en el campamento de Mesetas, una de las 26 instalaciones temporales establecidas bajo la vigilancia de las Naciones Unidas para facilitar la reintegración a la vida civil de más de 7,000 miembros de las Farc.


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