Un juez en Perú ordenó el arresto de dos sospechosos por el linchamiento de un canadiense
Un juez en Perú ordenó el arresto de dos sospechosos por el linchamiento de un canadiense de 41 años en la remota región amazónica la semana pasada.
Un video subido a las redes sociales mostró a Sebastian Woodroffe tirado en un charco mientras dos hombres le colocaban una cuerda alrededor del cuello y luego lo arrastraban.
La policía más tarde encontró su cuerpo enterrado en una tumba poco profunda.
Un fiscal local dice que Woodpherfe pudo haber sido asesinado porque los locales sospechaban que había asesinado a un sanador.
El asesinato de Shaman
La curandera espiritual, Olivia Arévalo, de 81 años, del grupo indígena Shipibo-Conibo, fue asesinada a tiros fuera de su casa el jueves.
Aunque nadie presenció el asesinato y no se encontró el arma homicida, su familia culpó a Woodroffe por su asesinato, dijo el fiscal Ricardo Jiménez.
El Sr. Jiménez dice que la familia alega que el Sr. Woodroffe estaba enojado con la Sra. Arévalo por negarse a realizar una ceremonia espiritual en la que se usa la droga alucinógena ayahuasca.
De acuerdo con su propio sitio de recaudación de fondos, Woodroffe quería cambiar de carrera y convertirse en un consejero de adicciones que usaba medicinas alucinógenas.
Había viajado a Perú para hacer un aprendizaje con sanadores Shipibo, que han estado usando ayahuasca en sus ceremonias espirituales durante siglos.
Los lugareños dijeron que recurrió a la Sra. Arévalo en busca de ayuda e instrucción.
Jiménez dijo que la policía también estaba investigando otras posibles pistas en el asesinato de la Sra. Arévalo, incluida la teoría de que podría haber sido asesinada por otro extranjero por una deuda impaga.
La policía también está investigando quién más pudo haber estado involucrado en el linchamiento de Woodpherfe.
El video mostró una cantidad de personas que observaban el desarrollo del crimen.
Las áreas remotas del Amazonas tienen una presencia policial muy pequeña y los delitos a menudo quedan impunes. Las comunidades a veces pasan por alto a la policía por completo, y eligen castigar a aquellos que sospechan que cometieron crímenes ellos mismos.
