Internacional

Motín carcelario en Brasil dejó al menos 52 muertos

Los motines son un problema que persigue desde años a Brasil. Con 727.000 detenidos, el país cuenta con la tercera mayor población carcelaria del mundo. El día de hoy autoridades locales aseguraron que al menos 52 reclusos fueron asesinados en un motín carcelario en la localidad de Altamira, en el estado brasileño de Pará (norte). Además, precisaron que 16 de los muertos fueron decapitados.

“Fue un enfrentamiento entre bandas rivales. Dos guardiacárceles fueron tomados como rehenes, pero ya fueron liberados”, dijo a la AFP un portavoz de la Superintendencia de Prisiones de Pará. La rebelión empezó hacia las 7 de la mañana en Brasil y concluyó antes del mediodía.

Hace apenas unos meses, en mayo, 55 presos ya habían muerto en cuatro cárceles del país. La Secretaría de Administración Penitenciaria de Amazonas (SEAP) informó en ese momento en un comunicado que las muertes “estarían motivadas por una ruptura entre presos que integraban un mismo grupo criminal y que actúa en el tráfico de drogas en el Estado”. También aseguró que la intervención de los agentes evitó la muerte de al menos otros 200 reclusos “jurados de muerte”.

Tampoco se puede olvidar la ola de enfrentamientos que sacudió el país a inicios de 2017, atribuidos a rivalidades entre bandas por el control de las rutas del tráfico de cocaína.

Problema de región

Numerosas organizaciones vienen denunciando la crisis carcelaria que padece latinoamérica. No es raro que se presenten disturbios y motines con decapitamientos y envenenamientos de por medio.

Gustavo Fondevila, académico del Centro de Investigación y Docencia de México (CIDE), es una de las personas que más conoce este tema. Fondevila realizó un estudio en el que compara las prisiones de Brasil, Argentina, Chile, Perú, El Salvador y México y halló las condiciones son muy similares: hacinamiento, sin guardias que controlen el interior y con dinámicas propias de venta de sexo, seguridad y alimentos.

Señala que las cárceles más seguras son aquellas donde la autoridad controla el penal, pero en la región, la mayoría de cárceles tienen un “patrón”, un criminal al mando de todo. Todo. En El Salvador, incluso tienen relacionistas públicos que les tramitan entrevistas.

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