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Glifosato es tóxico para los peces de Colombia

“Nuestros trabajos en laboratorio se fundamentan en exponer a los animales a una concentración conocida del agente tóxico. Para esto utilizamos Roundup, herbicida producido por la multinacional Monsanto. Aplicando las cantidades necesarias y suficientes pudimos establecer su efecto tóxico en los peces”, explicó el profesor Jaime González, de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la U.N., durante la presentación del libro Efectos tóxicos del glifosato en ictiofauna nativa de Colombia, en la Feria Internacional del Libro de Bogotá.

El director del Grupo de Investigación en Toxicología Acuática y Ambiental (Aquatica) compartió con los asistentes al estand de la Editorial UN resultados de los proyectos que desde 2004 se han adelantado para demostrar los efectos negativos del glifosato en estos animales, con el apoyo de entidades como la Fundación Internacional para la Ciencia, la Universidad Distrital y la misma U.N.

“Para el primer proyecto tomamos ejemplares de las especies yamú y bocachico e hicimos la toxicología básica. Trabajamos controles sin glifosato en el agua y concentraciones de 10 y 30 ppm (partes por millón). En ambos casos hubo un 100 % de mortalidad. Con esos resultados determinamos que estas dos especies son bastante sensibles a la exposición al herbicida”.

El profesor González expuso que “antes de morir también mostraron signos extremos del sistema nervioso, lo cual se hizo evidente en un nado frenético de los peces en los acuarios, a lo que se sumaron síntomas de dificultad respiratoria que se confirmaron en la necropsia por el color achocolatado que tomaron las branquias, indicador de que la sangre no tenía buena oxigenación. Estas evaluaciones se hicieron siguiendo las condiciones de bioética”.

Efectos en el pez fantasma

Otro de los proyectos contenidos en el libro surgió de la unión con la Universidad Distrital para estudiar los efectos del glifosato en este pez ornamental que se comunica generando ondas eléctricas para alertarse en una situación de riesgo.

“A diferencia del bocachico y el yamú, esta especie fue mucho más resistente; se necesitó una concentración de 90 ppm para que mostrara signos. Los síntomas de este pez también fueron la alteración del sistema nervioso y la dificultad respiratoria. Notamos que la coloración de la sangre cambiaba drásticamente; con la concentración de 90 ppm de glifosato la sangre es muy oscura, indicador de que no se está oxigenando”, comentó el profesor González, quien compartió con los asistentes un video en el que el pez fantasma, o cuchillo, que normalmente es nocturno, salía de su refugio a plena luz del día y subía a la superficie del acuario en busca de una mejor oxigenación.

“Luego medimos la onda eléctrica de los controles, que era la parte fundamental de este estudio y que estaba entre los 800 y 900 Hertz. Sin embargo cuando empezó a exponerse al glifosato la onda alcanzó los 1.200 Hertz”, expuso el docente, y señaló que cuando este pez emite una onda de tales valores está alertando que hay algo malo en el ambiente.

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