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Brasil entre polémicas ganó y es finalista de su Copa América

Por fin los silbidos fueron aplausos, los insultos gritos y las acciones de peligro goles. Por fin Brasil intentó ser Brasil, a su manera, con sus debilidades, pero con genialidad de unos pocos que le permitió a la selección local de esta Copa América avanzar a la final. Puede que la euforia del rival, de tener a Argentina enfrente, haya hecho olvidar lo malo del resto del torneo. Puede que el partido más importante contra el rival más importante generana unidad, complicidad entre la tribuna y los jugadores.

Brasil aprovechó la inteligencia lúcida y efímera, también le sacó ventaja a la suerte de los palos y se impuso 2-0 frente a Lionel Messi y compañía, un onceno digno en su labor, limitado, pero entregado como pocas veces se le ha visto en los últimos años. Messi, el del Barcelona, fue laborioso, se tiró al piso para recuperar pelotas, corrió y hasta contó con una opción que no terminó dentro del arco de Alison por centímetros.

En esta oportunidad, en el estadio Mineirao, no hubo silencios y todo fue algarabía, pues el duelo se presentó frenético, con más errores que aciertos, pero con dos muestras de talento y efectividad de los locales.

Primero con Dani Alves, el capitán, el de la responsabilidad ante la ausencia de Neymar. El lateral, en el centro del campo, hizo un sombrero, después un enganche para dejar regado a un rival y habilitó a Firmino por una banda. Hasta ahí una jugada impecable, una llegada que ameritaba terminar en gol como lo hizo, en los pies de Gabriel Jesus, que lo único que tuvo que hacer fue inclinar su torso y rematar ante Franco Armani.

Hay que reconocer que con el marcador en contra Argentina buscó el descuento de todas las formas, y con más ganas que claridad llegó al arco brasileño y agrandó a los defensores locales que rechazaron el balón de cabeza, con los pies, con todo lo que pudieron. Ya en segundo tanto nació, precisamente, de un ataque de los argentinos, de un error de Messi que se convirtió en un contragolpe de Brasil. Y hubo rapidez, y como debe ser la pelota corrió más rápido que todos. Y Gabriel Jesus se la llevó hacia la izquierda y cuando parecía encerrado un giro de cintura le permitió centrar para que Firmino liquidara todo.

Empujando, sin alternativas, Messi, Di María, Agüero, todos, se fueron para adelante, pero Tite dio la orden de cerrar. Los límites físicos aparecieron y los cambios en esos instantes efímeros también.

Brasil congeló el encuentro, congeló a Argentina en su mejor partido de este torneo, y le ganó una vez más el clásico de Suramérica. La final fue el premio para el equipo que fue más, que supo contener a otro decoroso y que ahora peleará por un título que no obtiene desde 2007, cuando, curiosamente, venció a su rival de siempre en la final.

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